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Yoga no sirve

Raquel Mello


“Cuando renuncio  a la luz de la vida,  no veo la iluminación.  Siento cadenas.  Cuando me escondo 

bajo la sombra de las nubes, 

no veo el brillo del sol. 

Siento frío. 


Cuando me niego 

al amor incondicional, 

no veo mi esencia. 

Siento indiferencia. 


Cuando sólo entrego 

sin recibir, 

me quebranto. 

Siento el vacío. 


Cuando temo

la oscuridad de la noche, 

no veo con el ojo interior. 

Siento desconexión. 


Cuando sólo vuelo

sin sembrar, 

soy sólo intención. 

Siento dolor. 


Cuando sólo me arrastro

sin volar, 

no soy espíritu. 

Siento separación. 


Cuando pretendo

ser sin brillo natural,

soy fuego artificial. 

Siento morir. 


Cuando ignoro 

la pulcritud de la luna, 

no soy amor. 

Siento resentimiento. 


Cuando pierdo

la sencillez y la autenticidad,

no soy diversión. 

Siento depresión. 


Cuando desconecto

el alma del corazón,

soy una piedra. 

Siento nada. 


Despierto. 

Siento. Renazco. Vuelo. 

Soy luz manifiesta, intención puesta. 


Soy amor incondicional,

ego no existe. 

Soy comunicación

conmigo y contigo, 

con la fuente, con el todo. 


Soy hada revoloteando en la noche,

escapando hacia la luz de las estrellas,

reflejando en el espejo plateado de la luna. 


YO SOY

SO HAM”


En el pasado Encuentro Nacional de Yoga participé en un “asana jam" después de una práctica espectacular de yoga. Muchos pasaban al centro ofreciendo sus mejores secuencias, transiciones y posturas. Cuando se desocupó un mat, ofrecí lo que en ese momento me fluyó del corazón. Del alma. Después de un breve tiempo cedí mi lugar al siguiente yogui y me volví a integrar al Kirtan, cantando y aplaudiendo calurosamente con mis manos.


Hace pocos días, un amoroso colega y amigo mío vio una publicación en el face, acerca del pasado Encuentro de Yoga. Era un justamente un video del "asana jam". El me comentó que le había gustado mucho mi pequeña práctica que ofrecí aquel día en el jam. Me sorprendió su comentario, se lo agradecí y mi contestación fue la siguiente: — Es curioso, en realidad no realicé nada espectacular; me parece que hice algún Namaskar de Soul y continué agregándole algunas cositas más. Pero fue algo muy simple.—


Enseguida se rió y me dijo que precisamente era lo que le había encantado. Me comentó que percibió en algunos momentos gran ego en la sala, ya que vio algunos haciendo posturas alocadas, otros cayendo en el intento, luchando arduamente por conseguir algo similar, tratando de brillar como luces artificiales.


Con humildad comprendí desde mi corazón, que yoga no sirve si no existe la belleza de ser brillo natural, luz en armonía y simpleza. Yoga no sirve si no hay brillo desde la luz interior. Yoga no sirve si la luz no es inagotable. Yoga no sirve si la estrella no sana y abraza su alma. Yoga no sirve si la estrella no comprende sus dones, sus cualidades y virtudes que posee. Todo, que lo comprenda todo. Yoga no sirve si no nos sabemos hadas, polvo de estrellas, luz de luna, sol del amanecer. 





Yoga no sirve si no somos como un hadita 

brillando y revoloteando en la noche,

escapando hacia la luz de las estrellas, reflejando en el espejo plateado de la luna. 

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