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Apego y Amor

Consuelo Ordaz


“Confía, acepta, suelta...

No te aferres más.


Respira en la profundidad del silencio

y ve calmando la mente y la razón,

a traves de esa pausa

encuentra el silencio del corazón.


A través del silencio del corazón,

encuentra la grandeza en tu interior,

tu capacidad de nutrir,

de amar, de sanar.


Descansa en ese cáliz sagrado de tus entrañas,

ese lugar en el que todo se recoge,

tu feminidad, tu grandeza, tu poder,

púlelo y límale cualquier aspereza.


Y cuando te encuentres en ese perfecto estado de presencia, de equilibrio y de paz,

deposítalo todo en la Tierra,

entrégate, sin guardarte nada

y siente la ligereza y la libertad.


Nútrete ahora de la Tierra,

absorbe todo aquello que necesita tu Ser,

siente la energía fluír por tus venas

y resplandece por cada poro de tu piel.


Te has transformado, te has renovado,

eres un hermoso Ser de luz

y desde tu bella presencia de tu mundo interior,

toca y engrandece el mundo exterior.


Eres bella.

Eres fuerte.

Eres grande.”


Sentimos, vibramos y vivimos en el amor, esto es hermoso y nos hace felices, pero a veces el miedo a perderlo nos hace aferrarnos a él, y entonces se convierte en apego, lo cual, lejos de brindarnos felicidad, nos lleva a la infelicidad.


Qué podemos hacer para amar sin apego? Es simple pero complejo.


El amor con desprendimiento, o metta, es considerado un estado sublime del Ser, un reino celestial. Es expansivo, permitiendo, cuidando, conectando.


El apego, en cambio, se disfraza de amor. Se ve y huele como amor, pero es sólo una imitación barata. Puedes incluso sentir cómo el apego agarra y es dirigido por la necesidad y el miedo.


El amor es desinteresado, el apego es egocéntrico. El amor es liberador, el apego es posesivo. Cuando realmente amamos sin apego, nos relajamos, no nos agarramos tan fuerte, y naturalmente dejamos ir más fácil.


El amor con desprendimiento lo da todo, y lo suelta todo, no se queda con nada, se entrega sin ataduras, sin compromisos, sin condiciones, se comparte. Es disfrutar desde mi Ser, la felicidad del otro Ser, amándolo tal y como es, compartiendo su felicidad, y sumándola a la mía.


Vuelve a tu centro, y en absoluta presencia suelta todo aquello a lo que te aferras, crea vacío, y desde ese estado de vacío auto obsérvate, e identifica qué es aquello que nutre tu cuerpo, tu mente y tu alma, y haz lo necesario para que todo lo que necesites venga de tí, para que la responsabilidad de ser feliz venga sólo de tí, porque ese poder querida, querido, sólo viene de tí.


Entonces ámate y ama.


Vive en el amor.


Vive sólo en el amor.



Namasté.

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